Ana Rosenzweig
Generalmente desarrollo mi trabajo a partir de un tema particular, donde un texto y una escultura se complementan. La parte más tangible de la escultura se reviste así con otra capa de información al asociársele a un poema, lo que a su vez replantea la impresión visual de la primera.
En mi primera exposición con cerámica, en el 2002, asocié una serie de mascarones de proa con un poemario cuyo tema principal es un viaje a través del agua (“Flor de barro, húmeda”, Ediciones El Umbral, México 2002). En la segunda exposición individual, “Un sitio diferente, tres viajes muy cortos”, abordé el tema de las diferentes maneras de cambiar de sitio, por medio de figuras y piezas, acompañadas por poemas de Bernardo Atxaga, de David Huerta y uno propio.
Con el apoyo de una beca del Sistema Nacional de Creadores, del Gobierno de México proseguí con el tema de la líneas, presentando en el Museo de Arte de Querétaro y la Loes and Reinier Gallery de Holanda,
la exposición titulada “Las líneas eran el movimiento”, con el tema del flujo, y en uno de mis proyectos más recientes construí con barro 31 figuras de bebé, como forma de apoyo económico a una ONG que
proporciona ayuda a niños marginados de la Ciudad de México.
En el 2016 ingresé como miembro en la Academia Internacional de la Cerámica, con sede en Ginebra, Suiza.
Mi trabajo ha recibido primeros premios en concursos de Australia, Alemania y México, y Menciones de honor en Corea, México y España.
En Marzo del 2018, invitada a participar en una colectiva de mujeres artistas del Museo Europeo de Arte Moderno, presenté una figura de mujer a escala natural emergiendo de una columna. Esta obra es parte de una instalación de cuatro columnas, símbolo del renacimiento a través la creación y respuesta positiva a cualquier episodio de violencia de género.